María Madre de la Iglesia...

"María dijo: Mi alma canta la grandeza del Señor, mi espíritu festeja a Dios mi salvador, porque se ha fijado en la pequeñez de su servidora y en adelante las generaciones me llamarán feliz.
Porque el Todopoderoso ha hecho grandes cosas por mi, su nombre es santo. Su misericordia con sus fieles se extiende por todas las generaciones. Despliega la fuerza de su brazo, dispersa a los soberbios en sus planes, derriba del trono a los poderosos y eleva a los humildes, colma de bienes a los hambrientos y a los ricos los despide vacíos. Socorre a Israel, su siervo, recordando la lealtad, prometida a nuestros antepasados, en favor de Abrahán y su descendencia para siempre".

Lc.1, 46-55

Decidimos compartir este trozo de Evangelio para pensar y rumiar lo profético de este canto de María; la fuerza renovadora y, ciertamente, revolucionaria, que la ubica como una mujer que entiende que ese mismo Dios que hizo grandes cosas por ella, también las hará por todos, en especial por los humildes, por los excluidos, por los crucificados de ayer y de hoy...
Nos interpela al pensarnos como Iglesia, cristianos que para vivir el Amor, para vivir la vida como Cristo y como aquellos y aquellas que quieren y pueden decir "para mí la vida es Cristo", como Pablo, debemos jugarnos cotidianamente para repensar las inequidades de nuestro mundo, de nuestra sociedad.Y nuestro rol en ella. Pensar qué nos implica hoy vivir esta Palabra, desde nuestros lugares como ciudadanos, profesionales, adultos...cristianos en el sentido de cristos aqui... Como el padre Mujica, como Monseñor Angelelli a quienes también recordamos estos días de misión en el barrio... 
Comprometernos cierta y concretamente, superando la beneficencia y la caridad "mal entendida"...
¿Cómo vivimos nosotro/as esta Palabra, este canto?
¿Vivimos como Cristo?....

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